¡Salve, Virgen de los Desamparados,
Mártires e Inocentes!,
Madre y Reina del pueblo valenciano,
Señora de tus fieles.
Con gran amor te nombran en sus rezos
dulce Cheperudeta
y tú atiendes sus preces y sus ruegos,
purísima azucena.
Han tallado tu imagen peregrinos
como ángeles del cielo
y tu rostro, clemente y compasivo,
es luz en el sendero.
En tus brazos reposa humilde el Hijo
con la Cruz de la Vida.
Jesucristo, el Señor, humano y trino,
la divina Noticia.
Y tú, Virgen de los Desamparados
nos proteges del mal,
nos llamas y nos llevas a encontrarnos
con el Reino y la Paz.
Emma Margarita R.A.-Valdés
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