Oh, Señor de las criaturas,
haz que el hombre, mi amo, sea
tan fiel para con los otros hombres
como lo soy yo para él.



Haz que ame a su familia y a sus hijos
como yo los amo.
Haz que guarde honestamente
los bienes que tú le has confiado
como honestamente guardo yo los suyos.



Dale, Señor, una sonrisa fácil y espontánea,
como fácil y espontáneo
es el jugueteo de mi rabo.
Haz que esté tan inclinado al agradecimiento
como yo estoy pronto a lamer con cariño.
Conserva en él mi juventud de corazón
y mi alegría de pensamiento.



Oh, Señor de las criaturas,
del mismo modo que yo soy
siempre verdadero perro,
haz que él
sea siempre verdadero hombre.


Anónimo           

Del libro: "Poemas para orar"
Biblioteca de Autores Cristianos - BAC - Madrid, 2004
Serie: Estudios y ensayos de lírica religiosa





Música: Strani amore

Foto superior: Aigor
Foto inferior: Mimusina