La lumbre de mis ojos,
blanco de mis cariños,
el alma de mi vida
y la vida de mi alma, se ha perdido.

Dadme, ángeles, noticia,
pues que bien conocido
tenéis al dulce dueño,
tenéis de mis pesares el alivio.

Decidme si a los cielos
acaso se ha subido,
que sólo por buscarle
escalaré las cumbres del Olimpo.



O si acaso en la tierra
su luz se me ha escondido,
que por hallarle sólo
iré a los Garamantas y a los Indios.

Mirad que sin mi Amado
ya yo sin vida vivo,
y cercada de penas,
en cada aliento, muertes mil respiro.

Mas ya que las celestes
mentes a mis gemidos
no responden, decidme,
hombres, si por ventura le habéis visto.




O si no, bestias fieras,
aves, fuentes y riscos,
agua, tierra, fuego, aire,
decidme dónde se halla mi querido.

Y si buscáis las señas,
es un pequeño niño
más rojo que la grana,
más blanco que la nieve y que los lirios.

Espaciosa la frente,
cabellos de oro rizo,
en sus cejas se mira,
en dos iris, un orbe repartido.



Bajo de ellas se engastan
dos luceros tan lindos,
que obscurecen las luces
que los orbes matizan de zafiros.

Ellos son tan brillantes
que yo misma me admiro
cómo pueden mis ojos
mirar sin que tropiecen con sus brillos.

Quizá con sus fulgores
yo miro lo que miro,
y ciegos con su lumbre,
al mirarle, se ven los ojos míos.



Por tanto, dulce Dueño,
Jesús precioso y lindo
dime si estás presente,
suene tu dulce voz en mis oídos.

Muéstrame tus mejillas
más cándidas que armiños,
matizadas de rosas,
salpicadas de púrpura de Tirio.

Tu risa me demuestre,
entre el coral partido
de tus labios, los dientes
de alabastro y aljófares bruñidos.



¿Por qué, Jesús amado,
tus dedos de jacintos
no darán a mis ojos
del lugar donde paces, un indicio?

Pues por más que te busco
no te hallo entre los lirios,
ni apareces, mi Dueño,
en las dulces bodegas de los vinos.

¿Dónde podré encontrarte,
mi dulcísimo Niño?
¿Quién me dará las señas
de joyel tan precioso y peregrino?

Porque si yo no te hallo,
correrán por testigos
de mi indecible pena,
por mis ojos, de lágrimas dos ríos.


Francisco Antonio
Vélez Ladrón de Guevara

Colombia (1721- ?)
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Música: Flores de seda