Para poder hablar de Ti algún día
con idéntica unión de pareceres
y poderte cantar, como Tú quieres,
concédeme, Señor, sabiduría.
Siendo viejo, soy joven todavía
para verme en tan altos menesteres,
si no me dictas tu Palabra y eres,
desde tu Verbo, la palabra mía.
Para oírte mejor, sea mi oído
ágil y perspicaz e inmaculado.
Sea tu voz mi inspiración eterna.
Ser tu poeta en pertinaz latido
y exprimir de tu herida en el costado
misericordia, amor y vida eterna.
José María Zandueta Munárriz
(1915 - 2005)
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Publicado con permiso, en vida, del autor.
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